miércoles, 3 de noviembre de 2010

´Sólo falta Dios para darle el visto bueno al Puerto´

De Charla Antonio Machado
Vía: laopinion.es
Daniel Millet

"La sociedad es la que decide, no escarabajos ni linces"

Antonio Machado (Madrid, 29-1-1953) se ha convertido en el biólogo más criticado por los colectivos ecologistas desde que en 2008 aceptara el puesto de director del Observatorio Medioambiental del Puerto de Granadilla. Doctor en Biología, ha sido profesor de la Universidad de La Laguna, biólogo del Instituto Nacional para la Conservación de La Naturaleza y director-conservador del Parque Nacional del Teide, entre tantos cargos dentro y fuera de las Islas. Vuelve ahora al ojo del huracán tras descubrir ejemplares de una especie de escarabajo en peligro de extinción en un lugar afectado por las obras del puerto del Sur.

- ¿No es contradictorio que usted haya pedido que se rebaje el nivel de protección del escarabajo pimelia canariensis cuando el Catálogo de Especies Protegidas recién aprobado incrementó este nivel al máximo, al de especies en peligro de extinción?

- Ha habido una mala valoración de esta especie. Hay un estudio de 2007 en el que se dice que no se encontraron ejemplares. Mi impresión es que ese estudio se hizo mal. Yo me dedico a los insectos y esta especie la conozco bien. La Viceconsejería coincidía con mi criterio y se mandó hacer un segundo estudio, en 2008, que sí halló ejemplares y, por tanto, este escarabajo no cumplía las condiciones para estar catalogado como en peligro de extinción, por lo que he pedido que se rebaje el nivel. El problema es que esta situación no sólo afecta a las obras del puerto de Granadilla, sino a otras particulares y a explotaciones agrarias.

- Alega en el último informe que la máxima protección de este coleóptero afecta al desarrollo urbanístico de todo el Sur. Parece más preocupado por las obras que por el medio ambiente.

- Mire, no tengo ninguna constructora ni intereses inmobiliarios. Lo único que tengo es una finca donde cultivo.

- ¿Cree que es compatible con la conservación que se halle una especie en peligro de extinción que amenaza una obra y lo que se decide es cambiarla de lugar?

- La conservación es algo muy serio y hay que hacerla con rigor. Aquí la población y los estamentos políticos, canarios y nacionales, no parece que se lo tomen en serio. No se puede andar con chapuzas y errores que luego pasan factura y frenan el desarrollo. Ahora mismo el tema medioambiental en Europa es prioritario y en España sigue siendo una cenicienta. Hay cinco maneras de hacer conservación. Una de ellas es que no se toque nada, pero es una, aunque haya grupos que entiendan que esa es la única. Pero hay otras: planificar para poner las cosas donde menos impacto produzcan, hacer una evaluación previa de los impactos para saber qué se puede y qué no se puede corregir para minimizar esos impactos, como de hecho está haciendo el Observatorio del Puerto de Granadilla... Y eso es conservación, como también lo es restaurar. Esto funciona así en todo el mundo. Si un lince hay que trasladarlo porque hay una obra de interés y la sociedad elige una autopista antes que un lince, pues se hace. La sociedad es la que elige y no el lince ni el escarabajo. Ojo, no es cuestión tampoco de matar al lince o al escarabajo. ¿Cómo actúa en este caso la conservación? Se estudia la viabilidad de un traslado a un hábitat equivalente. Todo esto se estudia con mucho detalle. Las críticas son de charla de café.

- Otra cosa diferente es que esa obra esté plenamente justificada. En el caso del puerto de Granadilla, hay muchos colectivos que opinan que no es así.

- El debate no se ha cerrado, pero yo he llegado al Observatorio con un proyecto legalmente válido, aprobado de buena fe, con todos los trámites solventados y, encima, con una declaración de interés de primer orden avalada por Cabildo, ayuntamientos, el Parlamento, el Estado y Europa. Falta sólo Dios para dar el visto bueno al puerto de Granadilla.

- ¿Ese interés debe estar por encima de la biodiversidad?

- Nos hemos metido en una locura con el Catálogo de Especies, por ejemplo. El Catálogo nacional va a meter los perenquenes como especie protegida. Yo he mandado un informe advirtiendo que es una locura. ¿Cómo van a poner un perenquén, con las prohibiciones que implicaría del nivel de un lince o un buitre leonado? De esa manera, cualquier señor no podrá hacer obras en su propia casa porque en las paredes han aparecido perenquenes. Eso implicará que cualquiera que quiera parar una obra va a tener todo un arsenal. Ahora mismo, en Canarias, cualquier obra es susceptible de ser suspendida por un bicho, porque las especies están mal catalogadas. El Ejecutivo tiene una tarea por delante y debe revisar todas y cada una de las especies.

- ¿Algún político le echó una bronca por ser usted el que alertó sobre los escarabajos?

- Eso no se puede decir. Me preguntaron que quién había visto esos escarabajos y les respondí que yo. Se quedaron callados. Habrá gente que habrá dicho que para qué me puse a levantar piedras. Pero, mire, es mi trabajo. Podría haberme callado, pero no lo hice. Primero encontré indicios y luego tres ejemplares en una inspección rutinaria. Entonces, se valló la zona para no tocarla y se pidió permiso para trasladar los bichos. A la espera estamos de tener todos los papeles para hacer el proceso. Hay escarabajos de esta especie en diferentes puntos del Sur de la Isla. De hecho, a pocos cientos de metros seguro que hay más ejemplares. El traslado cumple con todas las garantías y encima se llevarían a un terreno protegido [la Reserva de Montaña Roja]. Pasarían de un hotel de tres estrellas a otro de cinco. Se piden tantos requisitos que solo falta un test psicotécnico a los insectos.

- Usted se ha convertido en el biólogo más criticada en Canarias. ¿Cómo lo encaja?

- Me quedo tranquilo porque como recibo de los dos lados, pues no debo andar mal encaminado.

- Es curioso porque estuvo en una de las manifestaciones contra el puerto de Granadilla.

- Hubo un tiempo en que no entendí el proyecto y estuve en una manifestación a título individual. A mí no me gustan las autopistas, ni los adosados, ni media Isla. Si por mí fuera, dejaría la Isla casi vacía, pero son posturas egoístas y personales. Me gusta la naturaleza y me duele ver cómo la dañan. Pero esto es muy distinto que mi labor profesional. En el año 76 me dedicaron una pintada en la avenida de Las Asuncionistas que ponía: Machado, asesino de muflones. Y hoy en día el muflón se está erradicando y todo el mundo está de acuerdo.

- ¿No cree que la radicalización de los sectores en contra del puerto no es una respuesta a un punto de partida radical de los a favor?

- Sí, es obvio. Si dejáramos hacer a los constructores, nos quedaríamos sin Isla. El desarrollismo se ha pasado siete puertos. Yo valoro el movimiento ecologista porque las sociedades lo necesitan como equilibrio. Lo que pasa es que les pido más. Ya la humanidad está convencida de que hay problemas medioambientales y hay que tener en cuenta que se están poniendo en juego derechos públicos y privados. He estudiado pormenorizadamente el expediente de Granadilla, desde el primer informe de los años setenta. Es curioso que hoy se diga que el puerto es un negociete de unos pocos, cuando no habían ni nacido o estaban en las Escuelas Pías cuando todo esto arrancó. Son argumentaciones facilonas.

- ¿No hay entonces ninguna especulación alrededor del puerto?

- Sí es verdad que aquí ha habido una especulación urbanística perniciosa, corrupta, pero esa no es toda la especulación ni todos los especuladores son el diablo.