jueves, 21 de julio de 2011

El puerto de Granadilla, ejemplo de obra injustificada



Greenpeace afirma que el muelle acabará con playas, entornos marinos y áreas de pesca de cinco kilómetros de litoral en su informe ´Destrucción a toda costa´


El puerto de Granadilla es, según la Organización No Gubernamental dedicada al cuidado del medio ambiente Greenpeace, "el mejor ejemplo" de infraestructura portuaria sin justificación de ningún tipo. Esta es una de las conclusiones de su informe anual Destrucción a toda costa, que este año ha dedicado a analizar la situación de los Puertos del Estado.

De todos los puertos de Canarias, esta infraestructura en construcción es la que peor parada sale. El informe dedica un análisis detallado en sus 112 páginas a la gran obra portuaria de Tenerife, bajo el título de Granadilla. Sin justificación para los 1.500.000 metros cuadrados de hormigón.

Dentro de este análisis dice textualmente que se trata de "el mejor ejemplo de todo el país de una infraestructura portuaria sin justificación ambiental ni social ni económica". Repasa los orígenes del proyecto y da cuenta de la lucha social en su contra.

Asimismo, detalla sus características e indica que el puerto de Granadilla "se extenderá sobre cinco kilómetros de la costa mejor conservada del sur de Tenerife, al tiempo que se adentrará kilómetro y medio en el mar". Su construcción, añade, "provocará la destrucción de vastas praderas de sebadal", y subraya que la importancia de estos espacios de vegetación marina estriba en que "son el lugar de desove de toda la pesca de la zona.

Otro de los argumentos en contra de la infraestructura es que para ganar al mar el millón y medio de metros cuadrados que ocupará el puerto en la costa de Granadilla harán falta más de 21 millones de metros cúbicos de material de cantera y, para que el lector del informe se haga una idea, compara este volumen con el de la protegida Montaña Roja de El Médano, que tiene 11.250.000 metros cúbicos. Así, concluye que el puerto necesitará un relleno que es dos veces el volumen de la referida montaña.

La exposición del informe continúa destacando que son más los perjuicios que ocasionará la obra del puerto industrial que los beneficios. Plantea que las consecuencias negativas se van a ver también en 17 playas del sur de Tenerife, que coincide que son las mejores playas del litoral isleño. La razón es que "el aporte de arena se reducirá drásticamente". Por ello, vaticina la desaparición de estas playas y, por extensión, "de la industria turística asociada a estos lugares".

El informe de Greenpeace cuestiona, a su vez, la justificación económica del puerto en función del tráfico de contenedores, primer argumento utilizado por la Autoridad Portuaria. En la evaluación, la entidad destaca que, ante la falta de negocio del movimiento de contenedores, Puertos de Tenerife buscó otros argumentos para continuar adelante con el proyecto. Resalta que, de este modo, encontró "otra fuente de financiación a través de operaciones inmobiliarias y de cambio de uso del suelo".

El informe de Greenpeace entra a analizar la inversión en el puerto y el volumen de creación de empleo que se indica en el proyecto que generará la obra. En este punto, el documento de la ONG cruza el coste del dique exterior –112 millones de euros– con los datos de puestos de trabajo que se prevé crear con la obra –45 durante cuatro años– y concluye que "cada puesto de trabajo habrá supuesto una inversión de 622.000 euros", cuestión que se le antoja un "cúmulo de despropósitos".

Greenpeace apunta en su informe Destrucción a toda costa de este año, presentado ayer en Madrid y difundido por internet en su web, que decidió centrar el documento en los puertos españoles porque, tras años de estudio de los más de 8.000 kilómetros de costa del país, ha detectado que, de las 28 autoridades portuarias existentes en el país, "20 están acometiendo obras de ampliación o tienen planes para ello". La organización entiende que hay un "aumento desmedido de proyectos portuarios" que no se corresponde "ni con la caída en la demanda de servicios portuarios" y la achaca a que "los puertos han tomado el relevo al ladrillo". Finaliza el informe con la demanda de un cambio en la política de llenar de hormigón el litoral.