jueves, 7 de julio de 2011

´Es un riesgo dejar la gestión de los parques nacionales en manos de políticos´


Wolfredo Wildpret, Premio Canarias 2011, encabeza un manifiesto firmado por la sociedad científica de las islas contrario a la gestión de los parques nacionales de Canarias por parte de los cabildos.

MARÍA JESÚS HERNÁNDEZ 
- ¿Quiénes son los que se oponen a la transferencia de competencias a los cabildos de la gestión de los parques nacionales?
- Un grupo de personalidades del mundo científico que tenemos o hemos tenido alguna responsabilidad en los patronatos de los Parques Nacionales. Hay desde miembros del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, de las universidades canarias, representantes de asociaciones ecologistas en los parques nacionales y, en definitiva, personas como yo que he sido durante muchos años miembro del Patronato del Parque Nacional del Teide. Nuestra oposición nace de la preocupación de que la gestión de los parques haya sido transferida a las comunidades autónomas desde el 1 de enero y siga existiendo confusión sobre cómo se va a poner en marcha su gestión. 

- ¿Cuál es el principal problema que conlleva este cambio de gestión?
- Principalmente el riesgo que supone dejarla en manos de políticos. Parece que los expertos vamos a quedar marginados. Va a haber nuevas normas que nosotros ponemos en cuestión porque van a ser insuficientes en lo que se refiere a la representación de las dos universidades canarias, concretamente de determinados grupos que tienen que ver con la conservación. Incluso no tenemos claro cómo se van a nombrar los futuros directores de los parques nacionales que se van a gestionar en Canarias.

- ¿Temen que dicho nombramiento tenga un mayor peso político que de gestión?
- Así es. Si tiene un carácter más político evidentemente la gestión va a estar mucho más influenciada por determinadas decisiones políticas. Eso antes no ocurría así, cuando los parques dependían de la Secretaría General los patronatos estaban formados por representantes de diferentes sectores de la sociedad y había una especie de gestión mucho más diversificada, y hasta cierto punto una mayor independencia en los criterios políticos o de gestión que se iban desarrollando. Ahora, hemos podido comprobar que la presión política puede más que la representación social de los miembros que forman parte de los distintos patronatos.

- ¿Cuál es la fórmula adecuada?
- Mi propuesta sería que el nombramiento del director de un parque nacional no debería ser a dedo, sino mediante una especie de concurso público, de oposición libre, a los que se presentaran una serie de candidatos y elegirlo entre los mejores. El nombrar a una persona a dedo la supedita a estar pendiente de la fuerza política que esté dominando o la corporación que esté controlada por un determinado partido o por una determinada coalición. En estos momentos hay síntomas de que eso está ocurriendo, porque determinadas actuaciones que están teniendo lugar en algunos de los parques tienen detrás de sí una presión política que no es la más adecuada en lo que se refiere a la gestión de un parque y que supondrá una marcha hacia atrás.

- ¿Cuáles son esos síntomas de los que habla? 
- Se han hecho actuaciones que, aunque no están suficientemente determinadas en los planes de uso y gestión, todo indica que se han salido de las normas. Por ejemplo, en el Parque Nacional del Teide el desarrollo de grandes eventos de tipo lúdico como pueden ser películas rodadas allí y acontecimientos incluso deportivos que no están en consonancia con lo que dicen y con lo que marcan los planes de uso y gestión.

- ¿Cree que este manifiesto puede repercutir finalmente en una gestión más plural?
- Probablemente no se llegará a nada. Tal y como está todo organizado, y como está funcionando la política actual, nuestra protesta no tendrá un efecto drástico e inmediato de cambio de rumbo. Pero por lo menos es una advertencia por parte de un sector de la sociedad que entiende de eso, y que ha trabajado y formado parte de esto durante muchísimo tiempo. Estamos alertando de lo que creemos que va a ser un alejamiento de las actuaciones anteriores y que van inclinados a dominar la política sobre la gestión. Somos muchas voces las que alertan de que las cosas no están bien.

- El pasado año usted también presidió un movimiento contra el catálogo de especies canarias que finalmente fue aprobado. ¿Supone para usted un desgaste personal este tipo de conflictos?
- Personalmente, lo que esto me va a suponer es que me encasillen una vez más entre los componente del "no a todo". Evidentemente estoy en contra de la corrupción que hoy en día se respira en la política en general y en la canaria en particular. Estoy en contra del aumento de la burocracia, y de la mentira institucionalizada porque vemos cómo la gente miente de una forma descarada y hace cosas completamente distintas de lo que propone en sus propios proyectos electorales, es un engaño sistemático al elector. Hay un abuso de la partitocracia, no hay un diálogo ni en los propios partidos, sino una especie de dictadura férrea en donde los que están arriba son los que imponen sus propios criterios y los demás tienen que ser como los perritos que había antes en los coches que continuamente movían la cabeza afirmativamente.

- En medio de este decepcionante clima político, ¿cómo acoge el Premio Canarias concedido este año?
- Normalmente uno es propuesto por una serie de personas de índole independiente (instituciones locales, profesionales, universitarias...) La propuesta va luego a una comisión que, en general, es absolutamente independiente, toman una decisión a la vista de un currículum y deciden de una forma sincera. El tener esa distinción, elevada y evidentemente no concedida por alguien del Gobierno sino por personas responsables de la cultura o la ciencia que no tienen vinculación política, es un reconocimiento y así lo acepto. A partir de ahí, esa distinción me hace sentirme mucho más comprometido con mis propias ideas y líneas de actuación en lo referente a los temas medioambientales de Canarias en el más amplio sentido de la palabra y en toda la región. Me refuerza porque de alguna forma, aunque creo que eso no va a tener mayor valor, sin embargo socialmente el que yo apoye algunas cuestiones, hace que tengan un poquito más de peso.

- ¿Cómo valora movimientos como el del 15-M?
- El problema de que mucha gente haya buscado en la política un refugio de su mediocridad para poder vivir hay que intentar corregirlo y, en este sentido estoy muy de acuerdo con estos movimientos sociales. El problema es que se puedan contaminar por los infiltrados, procedentes de los antisistema, es decir, de los violentos, o de los propios partidos políticos que intentan reventar este movimiento. Pero si mantienen su pureza inicial y no se contaminan, será un movimiento con futuro.