sábado, 22 de mayo de 2010

San Pedro nos valga


En estos tiempos de calamidad, hasta un descreído como yo está obligado a encomendarse a toda la corte celestial

JUAN MARTÍN VEGA
Por eso imploro a San Pedro, patrón del pueblo natal de Paulino Rivero, que ilumine al presidente de Canarias, para que comprenda por fin el irreversible error en que piensa incurrir. Porque, igual que en el chiste criollo, que no reproduciré, miles de millones de moscas no pueden equivocarse, es imposible que todo el mundo, menos los empresarios implicados y dos científicos a sueldo oficial, carezca de razón. 

Todos, salvo la gente que tiene intereses en el asunto, entendemos que construir un puerto en Granadilla no tendrá ningún efecto beneficioso, más allá de la revalorización especuladora de ciertos terrenos, y sí acarreará por el contrario muchas nefastas consecuencias.


Quizá San Pedro quiera hacerle ver a Paulino que quienes saben de lo que hablan no ven ninguna posibilidad de actividad comercial en un puerto en Granadilla. Que escuche nada menos que a Vicente Boluda, prestigioso naviero, afirmando que Canarias ya es un hub. Y que el Puerto de Las Palmas actúa como excelente puntal de esa plataforma intercontinental y el Puerto de Santa Cruz podría ser lo mismo en dos días, si pusieran en operación la ampliación que han construido. O que atienda a los técnicos en tráfico marítimo, alertando de que ningún armador u operador de contenedores ha mostrado su interés en escalar en Granadilla ni en manejar una terminal ahí. Si se viera alguna viabilidad comercial, lloverían las ofertas. Como pasa, por ejemplo en Tanger Med.

O, como guinda de tan amargo pastel, quizá San Pedro quiera deslizar en los oídos presidenciales las palabras del propio responsable de la Autoridad Portuaria santacrucera, que ha dicho, tal como lo escribo: "Ahora, está por ver si Canarias puede atraer el tráfico de África". Porque esa es la cuestión. Hasta ahora, no hemos podido captar un tráfico importante de trasbordo de contenedores, a pesar de que hemos bajado las tarifas al piso. Nada justifica pensar entonces que con otro puerto lo fuéramos a conseguir.

No sé qué promesa cumpliría yo, si el santo patrón sauzalero abriera a Paulino la realidad. Que es que un puerto en Granadilla no crearía empleo, porque solamente trasladaría el que ya existe en Santa Cruz. No generaría más riqueza, porque el transbordo de contenedores puede hacerse perfectamente con los actuales puertos canarios. No podría operar, porque el régimen local de vientos estorbaría las operaciones de estiba, llegando a la locura de impedir el fondeo. Y, a cambio de nada, destrozaría una zona turística de primera categoría y eliminaría un patrimonio natural que pertenece a esta generación tanto como a las futuras.