martes, 1 de junio de 2010

Los que ordeñan la cabra quieren seguir pegados a la teta


Luis Pérez Aguado

Todos sabíamos lo que había detrás, pero que, estos caraduras sin conciencia, lo pregonaran abiertamente tan pronto consiguieron su objetivo, es mucho para el cuerpo. Tanta desfachatez y cinismo cuesta asimilarlo. Y cuesta asimilar que nos hayamos equivocado tan rotundamente al poner al frente de nuestras vidas a estos personajes, cuyo único merito es haber aterrizado en un partido político.

Debían tener presente el bien común y legislar qué era lo bueno para nosotros y para el archipiélago considerado como uno de los lugares naturales más importantes del mundo; pero sólo legislan para cuatro y para sus propios intereses. No resuelven nuestros problemas. No nos protegen del desempleo ni prestan servicio alguno. Más bien al contrario: Inventan problemas inexistentes para justificar una policía autonómica, crean confusión y alarma social con ayuda de la televisión autonómica, constituyen comisiones para endosarse unos euros de más, enfrentan a la sociedad reabriendo debates cerrados y deciden por amor, a los bolsillos de algunos, que unas especies endémicas, exclusivos de estas islas, antes protegidas, deben desaparecer de la faz de la tierra.
Estos representantes del pueblo, que han resultado ser totalmente incapaces y nefastos para proteger nuestra tierra y velar por la conservación del patrimonio cultural y natural, aprobaron una Ley para un nuevo catálogo de especies amenazadas de Canarias, tan concienzudo y científicamente elaborado que hasta colocaron en él especies ya desaparecidas en las islas desde hace más de cuarenta años como es el milano real. Elocuente indicador del nivel cultural y de sensibilidad de nuestros representantes, que no se guían por el sentido común, sino por las directrices marcadas por sus formaciones políticas, que más bien parecen inmobiliarias y sucursales bancarias al servicio de los poderes económicos.
Está claro que, con ellos sueltos, el medio ambiente corre serio peligro.
Para hacer creer al pueblo llano que estaban avalados por la comunidad científica no se cortaron un pelo citando al Colegio de Biólogos, y a otras instituciones y organismos que tienen que ver con la conservación del medio, pero fueron desmentidos por éstos. Incluso los representantes sindicales del órgano competente en esta materia como es el Servicio de Biodiversidad del Gobierno de Canarias desmintieron que sus técnicos tuvieran algo que ver con su elaboración. Pero, no les importó. Siguieron erre que erre intentando confundir a la opinión pública con sus mentiras. Aún hoy no se sabe quiénes son esos técnicos y expertos “fantasmas” que están detrás. Pero estoy seguro que alguno bien comprado aparecerá. Siempre aparece.
Con esta transparencia y credibilidad tendrá que llover mucho para que el vergonzoso panorama político actual que vivimos en las islas recupere la ilusión de la sociedad. Tal como se ve la cosa, da la sensación, que todos los que acceden a la política es para hacer una carrera donde se consiguen importantes beneficios económicos. Probablemente, esto no le importaría mucho al ciudadano de a pie si se viera trabajo en estos representantes públicos, si fueran eficientes y se legislara con equidad. Pero mucho me temo que la cosa no va por ahí. Acabamos de comprobar cómo se legisla y cómo se adaptan las leyes para beneficiar a unos pocos. Lo que se intuye es que hay muchos presuntos vividores y mangantes que tratan de llenarse las alforjas mientras la mayoría de los ciudadanos tendrá que sufrir las medidas de reajuste por la crisis.
Por eso, no nos extrañó que no se sonrojaran cuando hablaron de bajarse los sueldos un quince por ciento. Que hicieron a bombo y platillo. Pero, al principio de la legislatura, los que no se ganan el pan con el sudor de su frente, se subieron sus haberes un diez por ciento. Y se hicieron los suecos, pues lo mantuvieron oculto mientras les fue posible. Por lo tanto, será un cinco por ciento lo que, en realidad, se bajen. Pero, vuelven a hacerse los suecos, porque no piensan tocar sus dietas que suponen un sueldo adicional. Al funcionario, en cambio, que no fue responsable de la crisis, y que en veinticinco años ha perdido más de un 40% de poder adquisitivo, si se le van a tocar los trienios y complemento que pueda tener.
Pero está claro que quienes ordeñan la cabra quieren seguir pegados a la teta.
Por el mero hecho de pisar el despacho, estos representantes del pueblo ya cobraban entonces 60,40 euros si residían en Tenerife, si eran de Gran Canaria, 83 y si vivían en otras islas era 113 euros. La asistencia a comisiones y reuniones, que, dicho sea de paso, forma parte de sus obligaciones, están beneficiadas con dietas que van desde los 119 euros para los residentes en Tenerife, hasta los 205 para el resto de las islas, 166 para los de Gran Canaria. Y así numerosos complementos que disfrutan en función de sus cargos.
Me parece que va siendo hora de que dejen de vivir del cuento y, cuando los tiempos son chungos, arrimen el hombro como cualquier hijo de vecino, sin cortapisas y sin intentar meternos gato por liebre.